El vídeo HDR (y todo lo que le acompaña) es el mayor avance en tecnología de imagen en años. Fabricantes de paneles, de cámaras y productores de contenido han optado en muchas ocasiones por la fuerza bruta y los números frente a avances significativos para el usuario, pero en este caso, la mejora, sea cual sea la situación, o la distancia de visionado, es palpable. Sin embargo, existe una guerra de estándares que no sólo está lejos de acabar, sino que se está avivando con propuestas recién llegadas como el HDR10+ de Samsung y Amazon.
Hasta ahora eran Dolby Vision y HDR10 los grandes protagonistas de esta gran innovación. HDR10+ es una versión mejorada de este último que llega para incorporar a la imagen metadatos que contienen información sobre cómo emplear las características del HDR en cada fotograma. Uno de los problemas de HDR10 es que los grandes cambios de luminosidad y de color entre escenas presentaban problemas en las transiciones, algo que era perceptible por los más entusiastas de la imagen. Dolby Vision, la alternativa más cerrada, también permite esto, pero tiene royalties de unos 3 dólares y por lo tanto está menos extendido.
Los lanzamientos con novedades siempre están bien, y nuevos smartphones como el Galaxy S8 están reforzando esa apuesta, pero convendría que la industria se estabilizara en este sentido, o introdujera cambios que afectan a muchos usuarios que han comprado una TV recientemente. HDMI 2.1 también se anunció como un gran valedor del HDR dinámico, lo que muestra que sea cual sea el dispositivo que se adquiera, el HDR es el futuro y sus mejoras convergerán.